¿Es el rock de antes el mismo que el de ahora?

Bueno como ya se publico la cuarta entrega de la Revista Zanahoria, donde salia este articulo mio, se los dejo para que lo lean.

El rock que no es. ¿Es el rock de antes el mismo que el de ahora?

No veo razón alguna para dejar en suspenso la respuesta de la hipótesis planteada en el titulo de mi columna: la respuesta es NO, el rock ya no es el mismo de antes.

No es justo comenzar a hablar del rock sin definirlo y sin dejar en claro desde un principio que soy un lector de Sergio Manchi[1] razón por la cual su obra es más que consultada y citada en este ensayo.

El rock es un derivado del rock and roll. Este último es un género musical que fue el resultado de la mezcla de varios sonidos folclore norte americanos (como el Country y Western entre otros) con el Blues, popularizado en los años 50 pero que murió abruptamente en 1959, debido a que por diversas razones sus mayores exponentes dejaron de tocar. Pero 3 años después con la aparición de los Beatles, The Hollies, The Beach Boys, la palabra rock and roll quedo corta para englobar a esta nueva camada de músicos, que no hacían rock and roll propiamente tal si no que era una música que indudablemente derivaba de ella. Por lo mismo se comienza a utilizar la palabra rock para referirse a todo este englobado musical, razón por la cual decimos que los Beatles hacen rock al igual como Iron Maiden.

Pero el Rock, el Rock que me importa el de los sesenta y el de los setenta, el original, no el de los ochenta o noventa, tiene un elemento esencial que lo caracteriza pero que desgraciadamente perdió después de 20 años de composición musical, El rock nació “para cuestionar, para preguntar, para maravillar, pero no para estupidizar. El rock solía ser un vehículo que transportaba toda clase de ideas[2]. En los años 60 y 70 la idea que el rock transportaba era la de Libertad. Una libertad que expresaba a gritos por parte de la juventud no ser parte del rebaño, no ser parte de la homogénea sociedad de los 60. Una libertad de ser diferente “respetar y hacer respetar el derecho a la diferencia, y también buscar la iluminación a través de la música y las ideas que esta ponía en marcha[3], una libertad de poder determinarse como joven, como un joven que no acepta el mandato que la sociedad le impone, sino de un joven que está en su derecho de rechazar ese mandato, un joven que esta muy bien caracterizado por Steven Hyde en la aclamada serie de televisión That’s 70 Show. Los jóvenes a los que me refiero son los hippies, los hippies que escuchaban The Who, Led Zeppelin, The Beatles, Janis Joplin, Creedence Clearwater Revival, Jefferson Airplane, etc. Los mismos hippies que se tomaron las calles de Francia el año 1968 en busca de un cambio en los planes Universitarios, los mismos que marchaban en California en contra de la guerra de Vietnam y la primavera de Praga.

Es por la misma razón que los grupos conservadores veían algo malo en el rockero, por que este traía un mensaje de libertad, de progresismo, que no necesitaba ser trasmitido a través de las letras sino que bastaba solo con la música: “las letras son algo posterior, que viene con alguna reflexión”. Se lo dijo muy claro Bob Dylan a John Lennon, cuando este alabó sus letras: “es el sonido, John”[4]. El rockero de los años 60 y 70 era temido por lo que pensaba no por como actuaba, su mente y su música eran armas por que cuestionaban y criticaban. El puro hecho de escuchar música chascona era estar descontento con lo que te ofrecía la sociedad, era dejar de ser parte del rebaño, era ser distinto y libre, usar el pelo largo era ser sospechoso eterno de la policía.

Pero en los ochenta todo cambió. Tener el pelo largo ya no era un acto de rebeldía, grandes grupos desaparecieron o cayeron en recesos dejando un gran vacío en la calidad musical que trasmitía, sin la necesidad de las letras, los grandes ideales hippies, siendo esta la oportunidad de letras para brillar remplazando a la composición musical como transportadoras de ideales. Pero los grupos en vez de enfocarse a cambiar el mundo que los rodeaba comenzaron a alabar conductas reprochables como las drogas, los suburbios, el alcohol en exceso, las prostitutas, y para peor monstruos, dragones y paladines medievales, el sexo sin cariño. No estoy diciendo que durante los 60 y 70 no hubiera sexo, alcohol y drogas por que siempre las hubo, pero eran consideradas como vehículos para llegar a estados mentales que iluminaban la razón para poder trasmitir ideas con la música (no hay que dejar de lado que hubo un tiempo de experimentación y de error que dejó fatales pérdidas). El sexo en cambio no era un sexo egoísta que buscaba el auto placer, si no que buscaba el placer de ambos, pero tenia otro ingrediente: el de cortar las cadenas que ataban a la retrograda sociedad de los cincuenta, era poder separar el placer del amor.

El rock siempre es el reflejo de su sociedad y para los años ochenta, las juventudes no querían tomar el mundo y hacerlo de ellos, sino que al revés: dejaron que el mundo los tomara, transformándolos en uno mas del sistema. Fue ahí cuando murió el rock (su espíritu, su razón de ser, no como estilo musical) por que no fue capaz de criticar ni de proponer cambios, sino que bajó sus brazos de lucha, rindiéndose ante el sistema y la forma de hacerlo fue cultivando la estupidez. El rockero perdió su identidad inicial trasformándose en un idiota sin opinión, en un borracho, en un violento, en un drogadicto, en una persona que era temida por que te podía moler a golpes por que si, pero ya no lo era por lo que pensaba.

El rock de este nuevo milenio, tiene una gran deuda con sus principios: volver a lo que era, darle un contenido que no idiotice a nuestra juventud, que les abra la mente, que los haga razonar, que los transforme en libre pensadores preocupados de su ambiente, de su sociedad y de cambiar la realidad que les tocó vivir para que nuestros hijos y nietos nos canten lo mismo que Ismael Serrano le canta a su padre:

“Papá cuéntame otra vez ese cuento tan bonito

de gendarmes y fascistas, y estudiantes con flequillo

Y dulce guerrilla urbana en pantalones de campana,

y canciones de los Rolling, y niñas en minifalda.

Papá cuéntame otra vez todo lo que os divertisteis

estropeando la vejez a oxidados dictadores,

Y cómo cantaste Al Vent y ocupasteis la Sorbona

en aquel mayo francés en los días de vino y rosas.”[5]

En modo de concluir, ¿Dónde están los nuevos rockeros? Lamentablemente la historia y decadencia del rock es aplicable de forma análoga a miles de otras formas de expresión social, siendo la que más nos duele la participación ciudadana, la política, ¿Dónde están los nuevos políticos?


[1] Periodista argentino especializado en la cultura del rock, ha escrito para varias publicaciones como: tren de carga, Rock & Pop, Cosmopolitan entre otras. Durante casi una década fue redactor del diario el Clarín y en 1998 se desempeñó como editor musical de Rolling Stones. Su trayectoria abarca también la radio: Del Plata, Rock & Pop, Nostalgie entre otras. Ha publicado varios libros donde destacan “No digas nada: una vida de Charley Garcia y “Cinta testigo: La radio por dentro” Actualmente es editor de www.10musica.com, escribe para la revista la mano y dicta cursos y conferencias.

[2] Marchi, Sergio “El Rock perdido, de los hippies a la cultura chabona” Pág. 23

[3] Ibíd. Pág. 23

[4] Ibíd. Pág. 29

[5] Cuéntame otra vez, Interpretada por Ismael Serrano, escrita por Daniel Serrano.